Playa de los Cardones: un baño sonoro


La costa herreña es abrupta y rocosa. Un ejemplo de la playa más habitual en la isla es la Playa de los Cardones, situada en el tramo final de la carretera de las playas (HI-2), pasado el Parador Nacional de El Hierro. Es una amplia playa de cantos rodados de tamaño medio, a los pies de un barranco, sin infraestructura alguna para el baño. Al escuchar un gran número de olas, a diferentes distancias y de diferentes tamaños, se crea un ambiente cargado de sutiles variaciones y movimientos sobre la cadencia previsible y monótona, pero a la vez, sugerente del océano: un buen baño sonoro.

Escuchar con auriculares y volúmen medio

Pedro Montesinos.- perete.montesinos@gmail.com 


Playa de Los Cardones


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Ficha técnica:18-08-2012. 12:30 p.m.
Coordenadas:(lat./long.) 27,712/-17,958
Orientación: Este
Altura: Nivel del mar
Soleado, con viento suave. 32-34 ºC
Equipo: MarantzPDM660 / Audio TechicsST825 / Rycote WJ4


Comentario a la grabación:


En los primeros instantes cuesta un poco situarse... Sin embargo, conforme van rompiendo las primeras olas resulta más fácil adentrarse en el sonido que produce una costa como la que tenemos delante. Al tratarse de un espacio abierto, se escuchan las olas de un lado y del otro, a más y a menos distancia, de más o menos intensidad, sobre las piedras o sobre el propio agua, el golpe de mar y la resaca...  

Y siempre siguiendo la misma secuencia: rompe la ola, empuja el agua contra la costa, sube por la orilla hasta que pierde toda su fuerza y empieza la resaca. Sin embargo la confluencia y entrelazamiento de varias olas, una pequeñas y suaves, otras potentes y ruidosas, unas que se mueven de derecha a izquierda, otras de izquierda a derecha... se suceden y mezclan hasta que van constituyendo un todo en continuo movimiento, desde la minúscula gota que salpica, o el diminuto golpe de una piedra contra otra; hasta el rugido poderoso de un golpe de mar...

La resaca arrastra las piedras y frena la ola que no termina de superar la orilla...

Una ola irrumpe cuando la anterior no ha terminado de inundar la orilla...

Alguna vez, la ola, a pesar de las dificultades, extiende sin oposición su impulso entre las piedras

hasta casi desaparecer en un imperfecto silencio fugaz que vuelve  está condenado irremediablemente a volverse a quebrar...

otra ola...

y otra...

y otra más...

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